No busques fuera de ti mismo. Pues será en vano y llorarás cada vez que un ídolo se desmorone. El Cielo no se puede encontrar donde no está, ni es posible hallar paz en ningún otro lugar excepto en él. Ninguno de los ídolos qué veneras cuando llamas a Dios te contestará en Su lugar. Ninguna otra respuesta que puedas utilizar como sustituto te proporcionará la felicidad que sólo Su respuesta brinda. No busques fuera de ti mismo. Pues todo tu dolor procede simplemente de buscar en vano lo que deseas, y de insistir que sabes dónde encontrarlo. ¿Y qué pasaría si no estuviese allí? ¿Preferirías tener razón a ser feliz? Alégrate de que se te diga dónde reside la felicidad, y no la sigas buscando por más tiempo en ningún otro lugar, pues buscarás en vano. Mas se te ha concedido conocer la verdad, y saber que no la debes buscar fuera de ti mismo.
No hay nadie que venga aquí que no abrigue alguna esperanza, alguna ilusión persistente o algún sueño de que hay algo fuera de sí mismo que le puede brindar paz y felicidad. Si todo se encuentra en él, eso no puede ser verdad. Y así, al venir a este mundo, niega su propia verdad y se dedica a buscar algo que sea más que lo que lo es todo, como si una parte de ese todo estuviese separada y se encontrase donde el resto no está.
Ésta persistente ilusión le impulsará a buscar miles de ídolos, y más allá de éstos, mil más. Sacrificarse es renunciar a algo, y, consecuentemente, estar privado de ello y haber sufrido una pérdida. Y mediante esta renuncia se renuncia a la vida. No busques fuera de ti mismo. Esa búsqueda implica que te falta plenitud interna y que temes contemplar tu ruina, por lo que prefieres buscar lo que eres fuera de ti mismo.
Los ídolos no pueden sino desmoronarse porque no tienen vida, y lo que no tiene vida es un signo de muerte. Todos los ídolos de este mundo fueron concebidos para impedirte conocer la verdad que se encuentra en tu interior y para que le fueses leal al sueño de que para ser íntegro y feliz tienes que encontrar lo que se encuentra fuera de ti mismo. Es inútil rendirle culto a los ídolos y esperar hallar paz. Dios mora en tu interior, y tu plenitud reside en Él. Ningún ídolo puede ocupar Su lugar. No recurras a ídolos. No busques fuera de ti mismo.
Olvidémonos del propósito que el pasado le ha conferido al mundo. Pues, de otra manera, el futuro será como el pasado: una serie de sueños deprimentes, en los que todos los ídolos te irán fallando uno tras otro, y donde verás muerte y desengaño por doquier.
Para cambiar todo esto, y abrir un camino de esperanza y liberación en lo que aparenta ser un círculo interminable de desesperación, necesitas tan sólo aceptar que no sabes cuál es el propósito del mundo. Le adjudicas objetivos que no tiene, y de esta forma, decides cuál es su propósito. Procuras ver en él un lugar de ídolos que se encuentran fuera de ti, capaces de completar lo que está adentro dividiendo lo que eres entre lo que está afuera y lo que está adentro. Tú eliges los sueños que tienes, pues son la representación de tus deseos, aunque se perciben como si viniesen de afuera. Tus ídolos hacen lo que tú quieres, y tienen el poder que les adjudicas. Y los persigues fútilmente en el sueño porque deseas adueñarte de su poder.
No obstante, ¿dónde tienen lugar los sueños, sino en una mente dormida? 2¿Y podría acaso un sueño hacer que la imagen que proyecta fuera de sí mismo fuese real? Ahorra tiempo, hermano mío, aprendiendo para qué es el tiempo. Y haz que el final de los ídolos venga cuanto antes a un mundo entristecido y enfermo como consecuencia de los ídolos que se ven en él. Tu santa mente es el altar a Dios, y donde Él está no puede haber ídolos. El temor a Dios no es el miedo de perder tu realidad sino el miedo de perder tus ídolos. No obstante, has hecho de tu realidad un ídolo, y ahora lo tienes que proteger contra la luz de la verdad. Y todo el mundo se convierte en el medio para poder salvar a ese ídolo. De esta manera, la salvación parece amenazar la vida y ofrecer la muerte.
Mas no es así. La salvación trata de probar que la muerte no existe y que lo único que existe es la vida. Sacrificar la muerte no supone pérdida alguna. Un ídolo no puede ocupar el lugar de Dios. Deja que Él te recuerde Su Amor por ti, y no trates de ahogar Su Voz con los cantos de profunda desesperación que les ofreces a los ídolos de ti mismo. No busques esperanzas más allá de tu Padre. Pues la esperanza de felicidad no es la desesperación.
Yeshua

Cada uno debe encontrar por su propio corazón a Dios (Padre-Madre Creador). No hay manera de hacer trampa en el "examen" copiando, ni de pasarle a nadie más la respuesta: los caminos no se repiten; cada uno encuentra el propio. Sin importar cuánto nos alejemos (o parezca que nos alejamos), nuestro camino particular para volver a ser uno con Consciencia de la Fuente yace ante nosotros, pero en nuestra distracción no lo vemos.-:o:O:o:-